Diciembre /Marzo 2015

Con el simple nombre de “Pintura” cuelga Jordi Teixidor, reciente Premio Nacional de Artes Plásticas,
su nueva exposición en la Galería Altxerri, la cuarta desde que en 1992 lo hiciera por primera vez.
Dentro del habitual rigor y exigencia que definen la obra de Teixidor, aparecen periódicamente variantes que, lejos de desviarla hacia otros caminos, insisten e intensifican su voluntad por encima de todo de seguir haciendo pintura; y así titula esta exposición, Pintura, Maderas naturales o de color enmarcan, no precisamente como marco tradicional sino formando parte de la obra, los austeros y vacíos lienzos de Teixidor que, con su referencia a lo sagrado en el formato y depurado color, adquieren deliberadamente, en algunas casos, la apariencia de retablos.
En otros formatos más amplios, en su habitual lenguaje abstracto, nos dirige hacia una laicidad de
reflexión y pensamiento, acercándose a de la filosofía de la nada. Cualquiera que sea su planteamiento, el resultado pictórico, esos espacios que parecen abrirse otros espacios hacia ninguna parte, es el que nos conduce a la reflexión, justificando que sigamos hablando de arte.





